La rinoplastia, comúnmente conocida como cirugía de nariz, es un procedimiento quirúrgico que puede realizarse con fines estéticos, funcionales o ambos. Está indicada para corregir imperfecciones como una giba dorsal (hueso prominente), una punta nasal caída o ancha, desproporción con el rostro, o para resolver problemas respiratorios causados por desviaciones del tabique (septoplastia).
Durante la consulta inicial, el cirujano evalúa la estructura nasal, la proporción facial y las necesidades del paciente, utilizando técnicas modernas como simulaciones digitales para establecer los objetivos quirúrgicos. La cirugía se realiza bajo anestesia general o local con sedación, utilizando una de dos técnicas principales:
- Rinoplastia cerrada: las incisiones se hacen dentro de la nariz, sin cicatrices visibles.
- Rinoplastia abierta: se realiza una pequeña incisión en la base de la nariz (columela), lo que permite mayor acceso para modificaciones complejas.
El cirujano remodela huesos, cartílagos y tejidos blandos según sea necesario, y, si se trata de problemas funcionales, corrige estructuras internas como el tabique nasal.
La recuperación incluye hinchazón, moretones alrededor de los ojos y la necesidad de llevar una férula nasal durante aproximadamente una semana. Los resultados iniciales son visibles después de algunas semanas, pero el resultado definitivo puede tardar hasta un año, ya que la inflamación desaparece gradualmente. La rinoplastia proporciona una mejora significativa en la apariencia facial y, en algunos casos, en la calidad de vida mediante una mejor respiración.